Tardes de Soria


I

Te volví a conocer

en el Rivero, reencuentro y abrazo
(in memoriam)
Toda la música se precipitaba sobre ti
el día de La Noche.
Entonces fue el llanto emborrachado
de felicidad, dichoso en
la desdicha de lo imposible.

II

Sentir la vibración de la cuerda como
una lágrima
cuando susurras tu plegaria.

Estás en la música que tocas.

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